Pienso en esos pasados días de febrero. Días de risas, de llantos, días normales, días enteros.
Cuando me hablabas, cálidas palabras salían de tus tiernos labios, te miraba fijamente a los ojos, nunca quise acordarme de que color eran. Y tú me preguntabas porqué, y yo te decía que así podría volver a mirarlos una y otra vez sin cansarme. Son de un color muy especial. Sí, sí lo eran. Sólo recuerdo que me decías que había muchos otros ojos de ese mismo color, pero yo no decía nada. Tan solo te miraba, luego mis párpados caían hasta esconder mi mirada. Sabía que si volvía a mirarte, habría olvidado de que color eran tus preciosos ojos.
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