Las quiero por lo que me hacen sentir cuando estoy con ellas, las quiero porque con ellas he pasado los mejores momentos de mi vida, las quiero porque sus abrazos son mejores que cualquier medicina. También las quiero por enseñarme a derrapar para no chocar contra la pared, por enseñarme a decir te quieros sinceros, por rasgarme las medias, por sus miradas de compenetración ... por las noches agarradas de la mano, por ser las primeras que me dan los buenos días muchas mañanas ... a pesar de la distancia.
Las quiero por bailar agarradas a mi cintura, por poner sus
manos sobre mi espalda en los momentos más difíciles, por saltarse todas las reglas, por mirarme con esa sonrisa y darme ese beso de despedida, por cogerme el teléfono a cualquier hora del día, por reirse de las cosas malas y disfrutar de las buenas, por hacer que los peores momentos pasen rápido.
Las quiero también por sacudirse el pelo de un lado a otro y además porque tienen las pequitas y los mofletes más bonitos del mundo, y creo que sé mejor que nadie como Clara se retuerce al dormir o la cara que pone cuando se le antoja chocolate y como Noelia
salta cuando nos ve llegar, y no sé si es por esos andares ...
Las quiero con su significado
pleno y completo.
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